Este vídeo pone los pelos de punta. No me puedo esperar al lunes. Sheila Kitzinger habla de su primer nacimiento y de esas sensaciones que muchas de nosotras hemos experimentado…
Es corto pero de nuevo intenso.
La maternidad, el nacimiento, esa experiencia entre el antes y el después, sana heridas emocionales y empodera a la mujer con un nuevo rumbo. La Sra. Kitzinger es probablemente la mejor «jugadora de hockey» que conozco 🙂
Llegué a Sheila Kitzinger a través de Birth Crisis, un libro que pone de manifiesto las verdaderas necesidades de la mujer tras un nacimiento traumático o poco respetado y éstas, como podrás imaginar, no son fármacos, o etiquetas, o siglas… La mujer necesita escucha activa, alguien que esté ahí. Así de sencillo. Y de difícil.
A veces he imaginado que pasaría si a toda la población que le administran Prozac u otros ansiolíticos/calmantes/antidepresivos les dejaran llorar. Y les escucharan mientras lloran, sin poner adjetivos, sin sacar conclusiones. Probablemente podrían formar un río de lágrimas más grande que el Tajuña.
Dejamos llorar a los bebés pero no dejamos que las mujeres lloren cuando han dado a luz a base de insultos («no es para tanto, eres cobarde»), violencia («¡empuja, es que no sabes empujar!») y otros abusos.
Llora, grita, aúlla, cuenta, expresa. No necesitas fármacos. Necesitas un oído amigo y amable. Nada más y nada menos
Cuando me recomendaron un libro de Ina May en el 2007 me pareció hippy. Recuerdo haberlo leído con las hojas bien cerradas para que nadie sentado a mi lado en el tren pudiera ver las fotos de mujeres dando a luz, riéndose e incluso disfrutando con el proceso. Mujeres sin depilar que ayudaban con sus manos alrededor del perineo para que este se abriera como una flor mientras daban a luz bebés «mal» posicionados.
Tras mi primera experiencia como madre todo lo «hippy» tuvo todo el sentido del mundo y esta mujer, Ina May Gaskin, entró a formar parte de una de esas personas que admiras, rindes culto y sigues allá dónde va.